jueves, 6 de marzo de 2014

Carnaval y literatura.

Desde niña tuve muy claro lo que sería mi vida: escribir. Cuando aprendí las primeras letras en las antiguas cartillas y abecedarios comencé a escribir relatos, poesías, teatro... Todo para familiares y amigos. Nunca publiqué nada hasta el momento, hasta que llegué aquí, a Tenerife.
El pasillo de mi casa fue el escenario de mis fantasías. Allí me pintaba la cara, me disfrazaba y me inventaba letras y canciones. Luego pasaba al salón y desfilaba ante mis padres; y si había visitas, mucho mejor, tenía más público que aplaudiese mi actuación. Todo ello me hacía reír.
Así la vida me puso en las manos alguna letra y un poco de creación y hoy me siento feliz en mi tarea de escribir.
Poseo mucha imaginación: desbordante. Yo hablaba de pequeña con la basura cuando barría, con el polvo cuando lo limpiaba. En casa de mis abuelas no había sino naipes y yo aprendí a jugar a todo y a  imaginarme juegos y aventuras con solo las cartas. Mi fantasía innata, alentada por las circunstancias, se desplegaba como las olas de un océano batiendo sobre la playa. Pero aquí, en estas fabulosas islas fue donde todo se llevó a cabo. Aquí conocí a gente estupenda y empecé a vivir experiencias inolvidables. Aquí puede decirse que he hecho de todo, menos montar en globo. De lleno en el mundo del Carnaval, de las romerías, de los tenderetes, de los acontecimientos más inverosímiles que uno pueda imaginar... Ahí estoy yo. Gracias a mis amigos chicharreros y a estas islas. Gracias a Tenerife.
Los años fueron pasando y fui madurando. Ya hay cada vez menos cosas que me ilusionen, pero el Carnaval, las murgas, la novelería y las novelas me siguen aficionando.
Dedicado a Los Bambones.

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